sábado, 24 de febrero de 2018

INTI, vagos y malentretenidos



En estas últimas semanas, en el marco de los despidos del 2018 organizados por el gobierno de Cambiemos , se ha visto la protesta de los empleados del INTI que han sido dejado cesantes.
En el ámbito de las redes se ha instalado alguna discusión respecto al tema y volvió a surgir la cuestión de que para que quiere el país un dispositivo científico-técnico-tecnológico.

Con los trolls y los no tan trolls repitiendo el sonsonete de "vagos" que "malgastan nuestros impuestos" se le baja el precio a una discusión que parecía resuelta.
El retroceso amarillo nos pone de nuevo a discutir cosas que se daban por saldadas.
Lo que es evidente es que la proposición y existencia de fuerzas estado-céntricas para articular en y con los medios tecnológicos y científicos proponen una economía política para esos campos que no es concordante con la visión del neoliberalismo financiero que gobierna al país desde 2015. Este propugna una sistema científico -técnico de enclave que traspone y cambia de sentido un concepto de desarrollo (movilización tecnológica de fuerzas productivas ) por el de desarrollismo (importación de bienes de capital) bajo las reglas del juego del poder global, como dice Horacio González.

Lo curioso del caso es ver como opera el discurso de " con mis impuestos fomentan vagos" que propugna mantener una política pública mínima en esos términos pero no rechaza vacunas gratis contra fiebre amarilla para los que se van de vacaciones a Brasil , reclama subsidios al Estado si la sequía destruye cosechas o pretende un sistema judicial eficaz si choca el auto.

La propuesta de un Estado reducido/bobo que sólo resuelva los problemas de un único sector social atenta claramente contra el discurso del crecimiento que se derrama desde las usinas mediáticas. Es clave distinguir entre crecimiento inclusivo, con la complejidad de productos que se fabrican en nuestro país o la vaga esperanza de un derrame que en algún futuro impredecible se concrete.

Para pensar en un crecimiento que incluya nuestra propia producción no podemos dejar afuera el sistema científico-técnológico- técnico .
Desarmarlo equivale a entregar el poder del conocimiento al poder global y resignar además de lo económico, la soberanía sobre nuestra capacidad de investigar.

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