martes, 2 de noviembre de 2010

Ladrando a la luna


La muerte del ex presidente Kirchner puso sobre la escena, entre otras cosas, la cuestión del mito de la objetividad en información periodística.
Uno de los grandes logros de la comunicación de masas es hacer aparecer su discurso , como el habla de la sociedad toda, haciendo que el sentido común ,considerando que es inmanente a la sociedad de la que proviene, tenga como propios las intenciones de un conjunto de intereses que se auto adjudica la vigilancia del entorno, revelando amenazas y oportunidades que afecten a la posición de valor de la comunidad y de las partes que la componen , la correlación de los componentes de la sociedad en cuanto a dar una respuesta al entorno , la transmisión del legado social y el entretenimiento.
Nada mejor entonces que volver a repasar una prensa que ya no puede ocultar sus intenciones. Desde el arco de la extrema derecha oligarca de La Nación hasta las columnas de Tiempo, pasando por Página 12 y Crónica, incluyendo la revista de Fonteveccia y a Gente, los artículos, la valoración política, la medición de las oportunidades, el alerta sobre los riesgos surge desde los múltiples intereses de los cuales los medios son una voz, pero no una en uso de un valor hegemónico sino una voz que disputa por poder, por convicciones, por negocios y por miradas sectoriales.
Los medios de comunicación son hoy en el siglo XXI una forma especialísima del ágora pública que genera conciencia de ciudadanía. Los lectores deberán agradecer entonces que, en un extremo de tensión como ha sido la muerte de un dirigente político de características históricamente únicas, todos los actores se hayan tenido que sacar la máscara y decir su párrafo desde el lugar que representan.

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