martes, 31 de julio de 2012

Television Digital Abierta, un desafío y un cambio


La grúa depositó con cuidado el shelter, un container  construido a prueba de balas y aislado térmicamente, con cinco toneladas de equipamiento eléctrico y electrónico en su interior y un peso total de diecisiete  toneladas, sobre el semiremolque. El conjunto de Estación Digital Terrestre de televisión (EDT) se completa con otro camión que lleva los ocho metros de antena y un tercero que carga un generador de potencia y un rollo de cable de alta tensión de unos tres metros de altura y cuatrocientos kilos de peso.
En julio de 2012, en la instalación que INVAP SE tiene en Base Moreno en la Provincia de Buenos Aires, la EDT N° 42, Catamarca, está lista para partir.
Desde el inicio de las transmisiones en abril de 2010 a partir de un equipo donado por el gobierno Japonés con tecnología NEC , el despliegue de los puntos nodales de transmisión ( EDT) ha sido un proceso que se acelera a medida que transcurre el tiempo.
La televisión en la Argentina, inaugurada en 1951, era parte de los desafíos técnicos del siglo XX. Llegó al país después que en México, Brasil y Cuba, lo que desde el punto de vista tecnológico era una decepción en el marco de una historia que había tenido a la Argentina como uno de los países pioneros en los desarrollos técnicos  de los medios de comunicación masivos, tanto en los medios gráficos como particularmente en la radio. El 17 de Octubre de 1951, Día de la Lealtad, Canal 7 de Buenos Aires, dependiente de LR3 Radio Belgrano realizó la primera transmisión. Jaime Yankelevich, director de la radio, había traído de Estados Unidos los equipos Standard Electric que permitían la emisión y una cantidad pequeña de receptores. La inversión estatal mediada por la presencia privada es una característica que difiere del contexto latinoamericano, donde la inversión privada fue la constante.
El paso de la televisión hertziana analógica a la televisión digital terrestre (TDT) implica una transformación estructural ya que no sólo hubo que determinar  la definición de la tecnología de transmisión  sino que aparece un problema nuevo para el negocio televisivo que es el sistema de distribución de la señal.
En el mundo, la digitalización de la televisión por ondas implica pasar del modelo  de pocos canales con enormes audiencias  del sistema de broadcasting, que generó una configuración que se mantuvo desde sus orígenes independientemente de ser pública o privada, a una oferta de multiplicidad de espacios televisivos  posibles con la técnica digital que se articula con una demanda fragmentada.
Esta novedad replantea los modelos de negocio y financiación que sustentan a la televisión en su diseño histórico.
La decisión del modelo de transmisión digital, por cable, por Internet, por sistemas de pre-pago o abierta implica la necesidad de la aparición del Estado como regulador frente los diferentes intereses de los grandes grupos de medios, tanto en la decisión de los estándares técnicos como en la imbricación del proceso con el apagón analógico previsto para el 2019 y el reparto final de las frecuencias. Una redefinición del negocio que impactará su desarrollo para las próximas décadas. En este sentido, el Estado argentino ha intervenido en la historia de la televisión nacional, tanto desde su nacimiento como durante los diferentes regímenes de Gobierno dictatoriales o distintas configuraciones de gobiernos democráticos. A la televisión se la ha privatizado, nacionalizado intervenido o regulado.
En agosto de 2009, Argentina adoptó la norma japonesa-brasilera ISDB-T (Integrated Services Digital Broadcasting) como estándar para el desarrollo del Sistema Argentino de TV Digital Terrestre (SATVD-T), en el marco de la Cumbre de UNASUR realizada en San Carlos de Bariloche.
Para llevar a cabo la implementación de la TV Digital en Argentina fue necesaria la creación de una normativa que acompañe de forma legal todo lo realizado y proyectado para el corto y largo plazo. Se necesitó crear el Sistema Argentino de TV Digital Terrestre, declarar de interés público la Plataforma Nacional de TV Digital Terrestre y autorizar la prestación de los servicios de uso de infraestructura, multiplexado y transmisión para TV Digital Terrestre.
El análisis en el futuro del impacto que supone el despliegue de la TDT sobre las identidades políticas y culturales  en nuestro país deberá tener en cuenta algunas dimensiones económicas manifestadas en el hecho de que los costos de subida a la red son establecidos y recaudados por el Estado. La presencia monopólica de éste como proveedor y regulador del sistema de retransmisión de señal, esto es la distribución física de los contenidos que se generen como bienes culturales, hace que sea necesario su estudio para determinar que efectos produce. Al mismo tiempo es importante entender que este desarrollo tecnológico implica un aprendizaje  y apropiación social de nuevas tecnologías y un nuevo campo de exportación de productos industriales en el ámbito de la tecnología de las comunicaciones, como el caso Venezuela ya en curso y la posibilidad de nuevas áreas como aparecen en Bolivia.
La negociación  que implica la cesión del terreno físico necesario para la instalación de un EDT así como la necesidad de presentar como beneficio y resultado de buena gestión a la presencia en un área determinada de la TV Digital hace que no sea menor la importancia de la relación política entre los gobiernos municipal, provincial y nacional. En un momento histórico donde la demanda de contenidos y fundamentalmente de conectividad atraviesa a toda la sociedad, donde la posibilidad de conexión con Internet es una realidad posible desde el punto de vista técnico, la autopercepción de integración que puede tener el habitante de las zonas más alejadas del país simplemente por poder acceder a contenidos culturales y de consumo que alcanza la TV digital es un componente importante en la política municipal.
El problema de la construcción de identidad política del gobierno kirchnerista, en los períodos de Nestor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011, 2011-2015) ha sido un desafío y a la vez una oportunidad para revisar y redefinir algunos estándares que definen el sistema de televisión en la República Argentina. De poco sirve un programa como 678, transmitido desde marzo de 2009 por la señal de televisión estatal  (Canal 7) para construir esa identidad,si no se puede garantizar una distribución de la señal que quiebre los acuerdos económicos que controlan los multimedios como el  Grupo Clarín, que supere las limitaciones técnicas de la televisión hertziana y que permita la subida al aire de la televisión a nivel local-municipal. Sin embargo no puede decirse que el proyecto TDT sea una respuesta específica al enfrentamiento del gobierno kirchnerista con Clarín, ya que el ejecutor principal de esta política ,AR SAT ,es un organismo creado para administrar las telecomunicaciones dos años antes que se materializara el conflicto. La competencia entre el operador de telecomunicaciones y las compañías de cable por el control del acceso a los hogares y empresas pareciera que se inclina hacia el sector de las telecomunicaciones. La norma ISDB-T adoptada, que incluye el middle-ware Ginga brasileño como motor que garantiza la interactividad aprovechando un canal de retorno, permite un despliegue por aire que habilita a una decisión económico-política de creación de una estructura de comunicación con un nivel de inversión tan grande que deja afuera incluso al grupo de comunicación más poderoso de la Argentina. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario